lunes, 23 de marzo de 2015

Me duele.

Esas son las palabras que más repite Marta cuando está sentada delante de su tarea.
- Me duele la cabeza.
- Me duele la barriga.
- Me duele la mano.

Pero el jueves, también le dolía el cuello. Y me asusté mucho. Y el médico me dijo que lo que tenía es tensión muscular. 
Y cuando el viernes la llevé al pediatra a la revisión, me lo confirmó de nuevo.
Y cuando fuimos a recoger al cole a Beatriz, su maestra de inglés me paró en el pasillo y me dijo que Marta tenía que estudiar porque esa mañana habían tenido el exámen de inglés y me preguntó por qué no había ido.
Y entonces, se me iluminó la bombilla. Ya sabía de dónde había salido esa tension muscular.
Y es terrible pensar cómo afecta a un niño dislexico el colegio y las asignaturas y las clases y sobre todo los exámenes.
 Porque es normal que yo, con mis años (que tampoco son tantos) tenga a veces tensión y me duela la cabeza, el cuello, la espalda y hasta el alma. Pero no es normal que una niña con 8 años pase por eso.

Hoy he leido un fantástico artículo sobre la dislexia que han publicado en "El Semanal XL", y lo he comentado a la hora de comer:
- He leído que el dueño de Ikea es disléxico- he dicho yo.
- Anda. 
- Y ¿sabeis lo que significa IKEA? - les pregunto.
- Nooo.
- Pues significa dislexia en sueco.
- ¡Que bien! ¡Tengo Ikea! ¡Tengo Ikea!- canta Marta.
- Y el dueño, siempre ha pedido a los diseñadores que los nombres de sus productos sean sencillos para los disléxicos.
- Pues serán sencillos para los suecos, porque lo que es para un español son muy chungos- dice mi marido.

Este es el dibujo que me ha hecho hoy Marta. Parece que se ha quedado entusiasmada con lo que le he contado.