viernes, 27 de febrero de 2015

Viernes.

Hoy es un viernes muy viernes, porque no hay cole.

Vamos con lo mejor de la semana:

- El lunes, cuando Beatriz nos explica la diferencia entre un segundo largo y uno corto.
 Estoy con las planchas del pelo en el baño y a Marta le dan tentaciones de tocarlas:
- "Marta, no toques que te quemas".
- "No se quema si toca un segundo corto" - dice Beatriz-
-Y yo le pregunto- "¿puedes explicarme eso?"- mientras fulmino a Marta con la mirada para que no toque.
- "Mira, yo el otro día, cuando no mirabas, las toqué un segundo corto, y no pasó nada" - mientras dice ésto, estira un dedo rápidamente hacia delante y lo vuelve a retirar hacia atrás en un movimiento veloz - "pero luego, toqué un segundo largo, y ya me quemé" - y hace la misma operación pero con un movimiento del dedo a cámara lenta.
Sin comentarios. 


- El martes, cuando es la hora de irse a la cama y estamos las tres sentadas al lado de la cesta de Dora acariciándola un poquito, en plan nos vamos a dormir, y tú, duérmete también. Y, de repente, la perra, le da a Marta un chupetón con mordisquito en la nariz y la tira al suelo, al segundo "corto" siguiente ataca a Beatriz de la misma manera y yo, que me estaba riendo a carcajada limpia con toda la boca abierta, va la perra y me mete la lengua hasta la campanilla. ¡¡¡¡Que asco!!! 
Me lavé los dientes cuatro veces.


- El miércoles, cuando vamos a salir hacia el cole, y Beatriz me dice: 
- "¡ Jo mamá, lo tuyo es increíble!", mientras trato de ponerme el abrigo.
- Y yo le digo: "increíble lo tuyo que me estás mirando sin ponerte el abrigo".
- "y como quieres que me lo ponga si estás intentando ponértelo tú"....
¡¡ Madre mia!!, otra vez. Estaba queriendo meterme en el abrigo de Beatriz. Por eso no me pasaba de la manga.

- El jueves, cuando por la noche, para celebrar que hoy no hay cole, pedimos una pizza a domicilio, y al llegar el repartidor con la moto baja mi marido a abrir y la perra se escapa. Yo ya estaba en pijama, y el me llama desde abajo, para decirme que la perra se ha escapado. Bajo corriendo en pijama y salgo a la calle a por ella. Afortunadamente, la perra estaba al lado de casa y cuando la llamé entró corriendo, pero cuando entro, me encuentro a mi marido aún calzándose y le digo:
- ¿Por qué no has salido a buscarla? Tú estás vestido.
- Eva, estaba en zapatillas, y no puedo salir a la calle en zapatillas. 
- ¡¡¡ Pues yo he salido en pijama!!!!
Se me queda mirando y se echa a reír y me dice: "es verdad,  vaya pinta tienes".
Sin comentarios también.

- El viernes, cuando están haciendo los dibujos para el blog y la perra esta al sol en la cristalera y de repente oímos, ¡¡pum!!, y es ella que se ha quedado dormida sentada y se ha golpeado contra el cristal. Nos da la risa a las tres y dice Marta:
- "Mamá, tú estas segura de que Dora no se ha ido ayer de fiestuqui".
- "¿Por qué dices eso? ¿Y de donde sacas la palabra fiestuqui?"
- "Porque una vez, estábamos desayunando en casa de los abuelos y vino la tía, y se golpeo con la puerta de cristal de la abuela porque no vio que estaba cerrada. Y la abuela le dijo: ¡qué pasa!  ¡Mucha fiestuqui! ¿ehh?".



¡¡¡ Hasta el lunes !!!

jueves, 26 de febrero de 2015

Vacaciones.

   Aprovechando que vamos a tener unos dias de descanso en el cole, os voy a contar lo que nos gustan las vacaciones a las tres.  ¡¡¡¡Las adoramos!!!!

   La mayor parte de las veces, no, siempre, las necesitamos tanto como comer. 
 Cuando llegamos a ellas tenemos tal agotamiento, que contamos las milésimas de segundo que faltan para que llegue la "hora cero", es decir, cuando suena el timbre del fin del último día de cole. 

Durante las vacaciones de verano, todos los días de todos los años desde que empezaron al cole hacemos un ratito de tarea por la mañana, porque los días son muy largos y hay tiempo para todo. Pero en las vacaciones de Navidad y Semana Santa ya nos relajamos más.

Salvo este año. En las vacaciones de Navidad de este año,  no hemos hecho NADA, pero nada de nada. Me he negado. 
Solo hemos leído, porque si dejamos de leer, luego no hay quién entienda lo que dice, le cuesta muchísimo más y es otra vez frustante.
Pero por lo demás, no hemos sacado ni el estuche de la mochila. 
Y lo necesitábamos tanto, que no he sentido ni remordimientos. 
El primer trimestre de este año, ha sido una lucha a muerte con la asignatura de lengua y la de inglés. Sin contar con las peleas con las tablas de multiplicar, que para cuando aprendíamos la del 6, ya no nos acordábamos de la del 2.

Y el día que dieron las vacaciones..... Caímos rendidas.

Y el día del fin de las vacaciones, yo le mandé una nota al profesor de Marta, explicándole que ella no llevaba nada hecho por mi culpa. Y él lo entendió.

Pero, la verdad, es que el regreso al cole fue horrible. Le costó muchísimo volver a escribir y a centrarse. 
Y yo me sentí fatal. 

Cuando se lo conté a la orientadora, ella me dijo que las vacaciones son para descansar. Que debería ser obligatorio no hacer nada, porque hay que cargar las pilas. Y que Marta, ya se volvería a reencontrarse en clase. Y aunque nos ha costado, lo hemos conseguido. 

Y os puedo asegurar que de las vacaciones  disfrutamos TODO.... Simplemente por el hecho de no hacer NADA....




 
Marta dice que este dibujo son globos de fiesta. Porque las vacaciones, son "una fiesta".

miércoles, 25 de febrero de 2015

El movil.

   Soy de la opinión de que los niños no pintan nada con móvil. 
   No puedo imaginar para qué lo necesitan, si los llevamos hasta la puerta del cole y los recogemos en la misma puerta. Al igual que todas las actividades que realizan a lo largo del día.

Y, ¿con quién van a hablar?, ¿con sus compañeros de clase?, a los que acaban de ver y con los que igual no han cruzado ni media palabra en directo, pero por whatsapp, ya si que se cuentan la vida... 
Pues es increíble la cantidad de niños que lo tienen.

En mi casa hay dos móviles, el de mi marido y el mío. Y en cuanto pueden, nos lo cogen, para jugar o para mandar whatsapp a sus tías o, incluso en una ocasión, para mandárselos entre ellas que estaban sentadas cada una en una silla de la misma mesa del mismo restaurante.

   En fin, que yo, teniendo en cuenta que Marta nunca quería escribir nada en un papel con un lápiz, me pareció buena idea que mandara mensajes con el móvil, hasta que vi que, o bien escribe algo ininteligible, o "sólo" envía 250 "epoticonos" (no hay manera humana de que diga emoticonos) sin una letra. 
   Hay veces que haces cosas tontas, en un intento de forzar algo que ya llegará con el tiempo (eso espero), y que es, que a Marta le guste escribir, o que al menos, no le frustre tanto como ahora.
   Ya no insisto para que mande mensajes, ni le insisto para que escriba cartas a sus amiguitas del cole de infantil. Pero el día que lo hace lo celebramos, aunque como dice Beatriz:
- "Mamá, como puedes alegrarte tanto de lo que ha escrito Marta si no se entiende ni papa".
- "Porque lo ha intentado".
- "Jo, pues cuando yo intento hacerme la cama me dices que está mal y no te alegras tanto".
- "Ya Beatriz, pero es que si dejas dentro el pijama, los calcetines y dos peluches, y parece que aún hay alguién dentro de la cama... es que lo has intentado regulín."
Cosas de hermanos...

   
   Marta me ha dicho que quiere presentarme. Así que... redoble de tambores....... ¡¡¡¡Esta soy yo!!!
He salido muy mejorada (aunque una pierna se me haya despegado del cuerpo).





martes, 24 de febrero de 2015

El tiempo libre.

   Son dos palabras mágicas: "tiempo libre".
   
   Para los niños de hoy en día,  es muy difícil tener tiempo libre, y ya, si hay alguna dificultad, más.

   Hace dos años, teníamos todos los días de la semana ocupados. Hacían gimnasia rítmica, iban a clase de tenis y además a clases de música y de pintura. Cuando llegaba el fin de semana lo que tenían era agotamiento. 
Y además de todo, había que hacer los deberes. 

   El año pasado, a raíz de tener el diagnostico definitivo de la dislexia de Marta, comprendí que había que centrarse, dejamos todas las actividades y empezaron sólo a ir a la piscina, por recomendación del pediatra para la espalda de Beatriz.

 Y, la verdad, es necesario parar, porque cuando paras, te das cuenta de que los niños tenían estrés, tu tenías estrés y, hasta el coche tenía estrés de tanto entrar y salir del garaje, y no hablemos ya de la cartera...
   Este año seguimos en la misma línea, sólo van a la piscina a entrenar. Están las dos en el equipo de natación, les viene bien, forman parte de un equipo de niños de su misma edad y hacen deporte. Aunque cuesta la vida misma salir de casa en invierno para meterte en la piscina y luego salir (como una gamba cocidita del calor húmedo que hace allí dentro) al frió más fresco del invierno en la montaña. 
   Creo que tienen que hacer alguna actividad, porque les puede aportar muchas cosas fantásticas, pero también creo, que tienen que tener tiempo libre, aunque sea para aburrirse, porque me parece que los niños de hoy no saben ni aburrirse, y de vez en cuando es bueno hasta eso.

   Yo, he tenido momentos, en los que tardábamos tanto en hacer las tareas, que tenia la tentación de que no hiciésemos ninguna actividad, pero la verdad es que eso tampoco sería justo, porque pasarte el día en el cole, y la tarde también sentada delante de un libro, sería como tener un trabajo de adulto...  Y son niños. 

   Esta es una foto del entrenamiento de hoy.


 Este es el dibujo de Marta. Se supone que es ella nadando.... Se necesita muuuucha imaginación, porque yo veo en realidad un  monigote flotando.

lunes, 23 de febrero de 2015

La tía Marta.

   Así es como la conocemos en casa. 
  Pero además de la tía con la que juegan a maquillarse, ponerse tacones y vestidos, mientras bailan con la música a tope, también es psicóloga y psicopedagoga infantil. 
   Y en el aspecto profesional es muy buena. Eso dicen todos los que han trabajado con ella (para que no penséis que me ciega el amor fraternal).
    Ella fue la primera que me dijo que Marta tenía una dificultad, pero he de decir (la he pedido perdón como mil millones de veces) que no la hice mucho caso, porque es mi hermana pequeña y en casa del herrero cuchillo de palo. 
  También tengo que aclarar que por desgracia vivimos a 800 km de distancia, y, que ella sólo me da consejos telefónicos, porque nos vemos mucho menos de lo que nos gustaría.
   En cualquier caso, le he pedido (y he tenido que insistir, porque está muy ocupada) que una vez a la semana escriba una entrada profesional sobre la dislexia y ¡¡¡lo he conseguido!!!. 

Hoy vamos con la primera:


   La dislexia es trastorno del lenguaje que afecta básicamente al aprendizaje de la lectura, pero que se manifiesta también en la escritura; se da en personas con una inteligencia normal o alta que no padecen alteraciones sensoriales y que han recibido una instrucción adecuada.



    Comprender las verdaderas dificultades y esfuerzos que un niño con dislexia debe realizar ante el aprendizaje de la lectura no es fácil para padres y profesores, especialmente si no se tiene en cuenta que el desarrollo de las habilidades lectoras son independientes de otras habilidades cognitivas y lingüísticas, como la inteligencia, razonamiento, memoria o vocabulario. Es frecuente que tanto los profesores como los padres, al no ser conscientes de la  independencia entre unos y otros procesos, les resulte increíble que el niño pueda tener un aprendizaje tan deficiente en la lectura y, en cambio, tiene buena inteligencia, buen nivel de razonamiento, buena memoria y un buen nivel de vocabulario. Esta discrepancia es la que, a menudo, hace pensar en una falta de motivación e interés por parte del niño, considerándolo como un “vago”. Lo que le lleva a sufrir una cierta persecución por parte de los adultos.



   Durante el aprendizaje de la lectura, las dificultades que muestran los niños con dislexia son las mismas que muestran los niños que tienen una maduración más leta, lo que hace difícil el diagnóstico temprano de dislexia y, por lo tanto, la intervención. No es hasta los 7-8 años cuando podemos establecer un diagnóstico fiable de dislexia.

En 2º de Educación Primaria, especialmente hacia el 2º y 3er trimestre es cuando comienza a hacerse patente la persistente dificultad para adquirir las habilidades lectoras. Es en este momento cuando podemos establecer un diagnóstico de dislexia.


Marta Palomera. 


   He puesto en el pie de página un enlace con su pagina web por si hay alguien que quiera contactar con ella. 
   Y ahora los dibujos del día. Así es como ven ellas a su tía.





 

viernes, 20 de febrero de 2015

Viernes.

   Como ya sabéis nos encantan los viernes. Me he puesto a pensar, y he decidido que vamos a empezar una especie de "Sección de viernes" en la que vamos a contar las cosas más divertidas de la semana. Porque llega el fin de semana y las cosas chungas hay que dejarlas atrás.

 Vamos día a día:

 - El lunes, cuando tras pelear con ellas para que se levanten, se vistan, desayunen, etc... Que yo creo que sólo digo la palabra corre, corre, corre...  Estamos listas para subirnos al coche y Beatriz me dice, mamá ¿porque vas con el albornoz encima de la ropa?... 
Pensé que me ponía el abrigo. 
Tengo que decir que mi albornoz tiene borreguito por dentro igual que mi abrigo (en un vano intento de no parecer una chiflada).

- El martes, cuando Marta me cuenta que ha llamado "Maximus" a su nuevo entrenador de natación, y que él le ha explicado a la niña que se llama Máximo, que Maximus es el caballo de la película "Rapunzel".

- El miércoles, cuando Marta estudiando cono y hablando del aparato reproductor masculino, llama a los testículos, pulmones. Y cuando le corrijo, me dice que no, que su amigo Menganito dice que si te golpean ahí te quedas sin aire, así que, se llaman pulmones.


- El jueves, cuando salimos del cole, y me ponen encima abrigos, mochilas y bufandas, y después de saludar a Dora, incluso me dan la correa para que la sujete porque quieren entrar al parque que hay al lado del cole. Y con tanto follón, meto las cosas al coche, las llamo para irnos y cuando arrancamos, oigo un ruido infernal de arrastrar algo..... La mochila de Beatriz ha sido atropellada, con ruedas y todo. Tranquilos, parece que ha sobrevivido.
  

- El viernes, cuando Beatriz me dice al levantarse: "he soñado que era sábado y no tenía que madrugar, pero luego te he oído corre, corre y ya sé que no... ¡Menudo rollo!".
Confirmado, debe ser lo único que digo por las mañanas.





¡¡Hasta el lunes!!

jueves, 19 de febrero de 2015

Las tareas.

   Marta, nunca, nuca, nunca jamás de los jamases quería hacer la tarea. 
  No encontraba ni el momento, ni el lugar, ni muchísimo menos las ganas de ponerse. Este, por lo visto, es un rasgo típico de niño disléxico.
   Han sido varios años de lucha constante por encontrar el mejor momento. Y como no había ninguno, al final, empezábamos mal. Y cuando empiezas mal, acabas peor.
   Siempre era como un combate. Ella por un lado negándose a coger el lápiz, poniéndose histérica si le borraba lo que había hecho mal y distrayéndose con el paso de, no digo ya una mosca, sino de una mota de polvo. 
   Y yo, como "Maléfica" con dos cuernos retorcidos, la sangre a una temperatura de 100 grados centígrados corriendo por las venas y con los ojos rojos de fuego centelleante, porque las horas pasaban y pasaban y no hacíamos otra cosa que estar delante de los libros, peleando y peleando sin parar.

   Yo suelo pedir tutoría más o menos una vez al mes. Y llego un día, que me puse a llorar sin consuelo hablando con su tutor. Ya no podía más.
   Al día siguiente, me concertaron otra reunión con la orientadora que me dijo: 
- "Porque dices hacemos la tarea, estudiamos.... Tú ya fuiste al colegio ¿verdad?." 
- Pues si.
- Entonces, que pasa ¿que estás matriculada de nuevo?
- No, pero todo lo que ella tienen que hacer lo hago con ella.
- Pues verás, la tarea no se la pones tú, ni es tuya, así que, si no quiere hacerla le dices: yo no te he puesto esta tarea. ¿Que no la quieres hacer?, no la hagas. El maestro ya te dirá lo que te tenga que decir. Y si te castiga sin recreo es cosa tuya. Yo no tengo nada que ver".
"Y es muy importante que la tarea se empiece a una hora y se acabe a otra".

Madre mía, que cambio. 

Efectivamente, me quité de en medio. Ese mismo día, empezamos como siempre: 
- "Marta es la hora de ponerse a hacer la tarea"
- "Espera un poco, que estoy jugando con osito".
- "Muy bien, pero a las siete se acabó la hora de hacer tareas. Lo que no esté hecho para esa hora se queda sin hacer".
- "Vale".

   Por supuesto, cuando se puso, no le dió tiempo. Vomitó, se puso histérica y lloró desconsoladamente (yo hice lo mismo sin que ella me viera). Llevó gran parte de su tarea sin hacer, y su maestro le castigó sin recreo para que pudiera hacerlo en clase.
Pasamos una tarde horrible, pero sólo fue una más.
   Ahora ya sabe que  es cosa suya. Y solo suya. Y más de una vez ha llevado cosas sin hacer. Pero el mal rato de explicar por qué no lo ha hecho lo tiene que pasar ella. 

  No os voy a engañar, a Marta le sigue costando mucho ponerse a hacer la tarea. Lo siento, no hay milagros. Pero ya no tenemos esas macro fiestas diarias. Ahora cuando ya no quiere seguir (aunque se me hinche alguna vena del cuello o note que se me empieza otra vez a calentar la sangre de las venas), pues respiro hondo (como mil veces) y lo lleva sin hacer.



   Me gustaría mucho, que si hay alguien en la misma situación que nosotras y que está leyendo estos desahogos diarios, se anime a contarnos lo que quiera. Para nosotras sería muy alentador.





 Este dibujo lo ha hecho Beatriz. Dice que es el abuelo con ellas. No sé que pensará el abuelo cuando vea que le ha dibujado con bastón, y bigote...

Estos dos son de Marta.






miércoles, 18 de febrero de 2015

Dora.

   Hace ya casi tres meses que nuestra familia aumentó.
   Beatriz, como todos los niños del universo quería un perro. Y como todos los niños, lo quería con toda su alma.
   Su padre y yo solíamos cortar el asunto diciéndole que si estaba dispuesta a recoger "sus cositas" en la calle, entonces nos lo pensaríamos. Ella sabrá lo que se imaginaba, porque le daba una arcada y allí se acababa el tema.
  Pero, durante el verano, pasan un mes de vacaciones en casa de los abuelos, que tienen perros, y a la vuelta, la palabra perro salia de la boca de Beatriz casi tanto como la de "jooooo". Hasta ella misma reconocía que estaba "un pelín" obsesionada.

   Un día, nos reímos mucho porque caminando por la calle encontramos una caca enorme, que lo mismo podía haber sido de un elefante, y su padre les dijo:
 "Beatriz y Marta, si recogéis esa caca, mañana mismo tenéis perro".
   En ese momento, creo que me dieron arcadas hasta a mí. Por supuesto, huyeron despavoridas. 

  Pero un buen día de  noviembre, en la Fiesta de Otoño de nuestra ciudad, la protectora de animales había instalado un puesto para la venta de calendarios y recaudación de fondos para la Asociación, y además, tenía varios cachorritos que estaban a la espera de ser adoptados.
Fue amor a primera vista.... 
   Nos conquistó el corazón en menos de 5 segundos. Había sido abandonada junto a sus hermanos en una bolsa de plástico a los pocos días de nacer y los habían tirado a la orilla de la carretera.
   La primera noche que pasó en casa, la metimos en una caja grande de cartón y la pusimos a dormir al lado de la chimenea (que es su sitio desde entonces) y recuerdo que les explicamos a las niñas que iba a llorar mucho porque era un sitio nuevo para ella y que tendrían que ocuparse de tranquilizarla. 
   Esa noche, ni mi marido ni yo pegamos ojo. Nos turnamos para bajar con ella y que no se sintiera sola porque no íbamos a ceder y nos la íbamos a subir a la planta donde dormimos. Pues bien, a la mañana siguiente cuando llegó la hora de despertarse para ir al cole, las dos nos dijeron:
- " Menuda perra más buenísima hemos adoptado, no ha llorado nada en toda la noche...."
- "Bueno, en realidad, las que habéis dormido como troncos sois vosotras".
  La verdad, es que estamos contentísimos con la adopción. 
  Adora a las niñas y ha hecho que cambiemos nuestras rutinas. Nos acompaña al cole por las mañanas, y se queda llorando cuando las ve cruzar la verja del cole. Y a la salida, se hace pis de la alegría de volver a verlas.
   Y después de comer, salimos a dar un paseo que hace que nos dé más el aire que antes, que nos sentábamos a hacer las tareas y no nos movíamos  en horas. Ahora, como Dora tiene que salir, paseamos, corremos con ella y hace que disfrutemos más del aire libre.

   El dibujo anterior era de Beatriz, y éste, es de Marta.

   Esta es nuestra Dora. Esta foto se la hemos hecho esta tarde en nuestro paseo.





martes, 17 de febrero de 2015

Caer y levantarse.

   Todos nos hemos reído en el cole cuando un compañero o compañera se ha caído en clase o en el patio del colegio. Y todos hemos sentido esa vergüenza abrumadora, cuando nos ha pasado a nosotros y el resto del colegio, los adultos que pasaban por la calle, e incluso los niños de los colegios de ciudades vecinas (o eso te parecía), se reían de ti y tu estúpida caída. 
    Pues bien, eso entra dentro de los parámetros de la normalidad. 
   Lo que ya no es tan normal es que sientas esa vergüenza todos los días de tu vida porque los niños son crueles y disfrutan de las debilidades de los demás.
   Y eso es lo que ahora está a la orden del día.
   Este tema es algo muy serio, y requiere de muchas entradas porque no soy capaz en una sola de reflejar todo el estupor, la rabia y la indignación que me produce el abuso de niños a otros  niños.
   En mi humilde opinión, los principales causantes de este problema somos los padres que nos parece fenomenal cualquier cosa que hagan nuestros queridos retoños. 
   Marta, ha salido llorando en más de una ocasión, porque sus compañeros se han reído de ella. Pero, lo peor es que hoy es de ella y mañana se rien del de al lado y pasado de otro niño distinto. En resumen, los niños son muy poco solidarios y bastante crueles entre ellos.
  Ella tienen la suerte de estar en una clase pequeña con unos maestros estupendos, en la que cualquier conato de burla es cortado rápidamente, pero aún así, ha tenido que escuchar las risas de sus compañeros cuando se equivocaba al leer, las burlas cuando no conseguía escribir una frase con sentido en la pizarra, e incluso, que no quieran formar parte de su equipo de preguntas porque Marta "es tonta" y no se entera...
   Todas estas cosas, minan la autoestima de cualquiera.
   Marta, a base de recordarle que no es tonta y que cada persona tiene sus propios problemas porque no hay NADIE perfecto, cada vez le afecta menos. Pero siempre hay algún día que te dice cosas como:
- "Hoy me ha tocado ser delegada de clase y tenía que apuntar los nombres de los niños que hablaban en la pizarra cuando el maestro salió un momento a por folios".
- Anda Marta, ¡Que bien! Y ¿has apuntado a muchos?.
- "No, a ninguno"
- ¿No han hablado?
- "Si, casi todos".
- "¿Y porque no has apuntado?"
- "Pues mamá, por no escribir los nombres en la pizarra y que me equivocase y se rieran de mí..." 

  Una frase que mi abuela nos decía cuando eramos pequeños y que es una filosofía de vida maravillosa es: "nunca hagas nada que no quieras que te hagan a ti", y yo añado, porque no sabes lo que detrás de cada persona puede estar ocurriendo, ni cual es su historia.

   Hoy voy a terminar con un dibujo hecho por Beatriz.  Según ella, es un amanecer.
 Y yo espero que amanezca el día en que seamos más tolerantes.

lunes, 16 de febrero de 2015

Leer.

   A mí me encanta leer. Desde que tengo memoria me encantan las historias de los libros. 
   He llegado a estar tan enganchada que recuerdo que leyendo "Los pilares de la tierra" de Kent Follet, se fue la luz y rebusqué como pude en los cajones de la cocina hasta que encontré un par de velas y seguí leyendo hasta que acabé (bueno no recuerdo que se acabó primero, si las velas o el libro). 
   Desde que son bien pequeñas les he comprado todo tipo de cuentos. Tengo autentica obsesión. Me fascinan las librerías, me encanta hasta como huelen. Y los mercadillos de libros de verano y cualquier sitio donde se puedan comprar libros...
  Como ya he contado anteriormente nos hemos mudado en varias ocasiones y con nosotros se han venido todos los libros, que son muchos. Cajas y cajas pesadísimas que han hecho las mudanzas más incomodas de lo que ya son por sí mismas.
   Pues bien, cuando los padres tenemos una afición solemos querer transmitírsela a nuestros hijos. Y yo tengo que reconocer que ninguna de mis hijas sentía la pasión que sentía yo cuando era pequeña por los libros. 
   También hay que decir que en mi época, no había ordenadores, ni tabletas, ni consolas ni nada que requiriese ser enchufado para cargar la batería. 
   Son de la generación de la tecnología, y eso es fantástico y ayuda mucho en muchas ocasiones, pero también creo que les hace perderse otra serie de cosas buenas de las que nosotros disfrutábamos.
   En fin, que me pierdo, la cuestión es que a base de insistir, he conseguido que a Beatriz le guste leer y hoy por hoy, lee mucho, de hecho, se lee libros de 400 paginas en un día.
  Y por mentira que parezca, Marta ya empieza también a disfrutar de los libros. Pero a su manera...
De hecho, he decir (con muchísimo orgullo) que en su clase tienen una tabla donde apuntan los libros que lee cada niño y ella es la que va ganando de su curso.
   Para llegar a esto, hemos pasado por varias fases:
- "¡ No quiero leer!"
- "¡No me gusta leer!"
- "¡Odio leer!" Esta acompañada de un lanzamiento del libro hasta el pasillo.
- " Este libro es asqueroso". 
- "Me duele la cabeza, no puedo leer".
- "Me duele la barriga, no tengo ganas".
   Y una cantidad de excusas que serían dignas de ser escritas en libros de Ciencia Ficción.

  Entonces, empiezas a sacar cuentos con poca letra y muchos dibujos (cuentos propios para bebes), y empieza a leerlos y los lee bien, y sobre todo , los entiende. Asi que poco a poco, vas poniendo más letra y una chispita menos de dibujos. Hasta que llega un día en que el momento de leer (a mí me ha funcionado genial la rutina de leer en la cama TODOS LOS DÍAS porque además le da un sueñecito...), ya no es una pesadilla. 

   Para ella, leer es un esfuerzo enorme porque tiene que concentrarse para organizar las letras y además entender lo que está leyendo. 
   A Marta ya le gusta leer, pero lo que más le gusta es leer libros que ya ha leído, porque ya sabe por donde va la historia y eso le va dando confianza.
   Marta tienen 8 años, y ahora mismo está leyendo libros recomendados para la edad de 6 e incluso menos, pero no importa, ya leerá libros de su edad más adelante. Por el momento el logro es que le apetezca y lo disfrute.


   Esta es la mesilla de noche de Marta. Aún nos quedan muchos mundos fantásticos por descubrir.
   Estos son sus libros favoritos ahora mismo. Creo que los ha leido ya 4 veces cada uno. Son libros cortitos con muchas ilustraciones.
  
   Y esta colección es la que tiene enganchada a Beatriz.

viernes, 13 de febrero de 2015

El mejor día de la semana.

   Así es, en mi casa somos de la firme convicción  de que los viernes y los sábados son los mejores días de la semana.
   El viernes, porque cuando llegamos a casa del cole, tiramos las mochilas en la entrada, y da igual que hayan caído patas arriba porque así se quedan.
   Es el día de la tarde libre. 
   Beatriz tienen catequesis con sus mejores amigos y va encantada, y mientras tanto, Marta queda con su amiga Diana y juegan a detectives intrépidos o a princesas valientes.
   Y después, nos vamos a dar un paseo con Dora (nuestra perra) que según el frío que haga es mas o menos largo. Y luego toca pizza y tele hasta que se duermen.
   Y el sábado es aun mejor, no hay que madrugar, desayunamos algo especial (según las ganas que tenga de ponerme a cocinar) como tortitas, bizcocho, magdalenas o huevos con beicon.... y después todo el día para ir de excursión, quedar con amigos o simplemente vaguear. Este día tampoco hacemos tarea. Lo necesitamos para descansar.
   El domingo, ya no es tan guay. No madrugamos y nos pegamos otro mega desayuno tranquilo, pero después de desayunar hay que hacer los deberes que muchas veces quedan para la tarde porque no nos da tiempo. Y lo peor, que al día siguiente es lunes, otra vez....

   Tengo una amiga que siempre me dice que no entiende porque dejamos los deberes para el domingo, pero la verdad es que necesitamos tener día y medio de descanso total sin abrir un libro. Yo estoy segura que es mucho mejor hacer los deberes el viernes por la tarde o el sábado por la mañana como hacen sus hijos, pero nosotras tenemos la necesidad de tener un día y medio favorito a la semana.

   Este año soy la presidenta del A.M.P.A. del colegio y Marta un día me dijo:
- "Mamá, ahora que eres presidenta, quiero que cambies la legislación" (palabras textuales).
- "Y ¿que quieres cambiar?"
- "Pues que sólo se vaya al cole los sábados y domingos, y de lunes a viernes fiesta".
- "Marta, yo te entiendo, pero es que verás, no soy la presidenta del gobierno....."

Os deseamos un feliz viernes.



    Beatriz se ha sentido un poco triste porque no había puesto nada hecho por ella, así que aquí va su aportación.



¡¡Hasta el lunes!!