miércoles, 25 de febrero de 2015

El movil.

   Soy de la opinión de que los niños no pintan nada con móvil. 
   No puedo imaginar para qué lo necesitan, si los llevamos hasta la puerta del cole y los recogemos en la misma puerta. Al igual que todas las actividades que realizan a lo largo del día.

Y, ¿con quién van a hablar?, ¿con sus compañeros de clase?, a los que acaban de ver y con los que igual no han cruzado ni media palabra en directo, pero por whatsapp, ya si que se cuentan la vida... 
Pues es increíble la cantidad de niños que lo tienen.

En mi casa hay dos móviles, el de mi marido y el mío. Y en cuanto pueden, nos lo cogen, para jugar o para mandar whatsapp a sus tías o, incluso en una ocasión, para mandárselos entre ellas que estaban sentadas cada una en una silla de la misma mesa del mismo restaurante.

   En fin, que yo, teniendo en cuenta que Marta nunca quería escribir nada en un papel con un lápiz, me pareció buena idea que mandara mensajes con el móvil, hasta que vi que, o bien escribe algo ininteligible, o "sólo" envía 250 "epoticonos" (no hay manera humana de que diga emoticonos) sin una letra. 
   Hay veces que haces cosas tontas, en un intento de forzar algo que ya llegará con el tiempo (eso espero), y que es, que a Marta le guste escribir, o que al menos, no le frustre tanto como ahora.
   Ya no insisto para que mande mensajes, ni le insisto para que escriba cartas a sus amiguitas del cole de infantil. Pero el día que lo hace lo celebramos, aunque como dice Beatriz:
- "Mamá, como puedes alegrarte tanto de lo que ha escrito Marta si no se entiende ni papa".
- "Porque lo ha intentado".
- "Jo, pues cuando yo intento hacerme la cama me dices que está mal y no te alegras tanto".
- "Ya Beatriz, pero es que si dejas dentro el pijama, los calcetines y dos peluches, y parece que aún hay alguién dentro de la cama... es que lo has intentado regulín."
Cosas de hermanos...

   
   Marta me ha dicho que quiere presentarme. Así que... redoble de tambores....... ¡¡¡¡Esta soy yo!!!
He salido muy mejorada (aunque una pierna se me haya despegado del cuerpo).