jueves, 12 de febrero de 2015

El buen despertar.



   Que importante es tener un buen despertar. Y nosotras no siempre lo teníamos, por no decir casi nunca....
   A las 7:30 de la mañana  suena el despertador y yo me levanto, saco a la perrita a la calle, enciendo la calefacción y a eso de las 8 más o menos de la mañana voy a sus habitaciones a despertarlas. Primero entro en la habitación de Beatriz, que siempre me dice:
"Jooo, ¿yaaaa? ¡¡Menudo rollo!!" . Pero se levanta y empieza a vestirse la ropa que le he puesto encima de la cama.
   Y luego voy a la habitación de Marta, que en cuanto me oye se tapa aún más con el edredón (debe pensar que si no la veo a lo mejor me olvido y la dejo en paz). Le digo que es la hora de levantarse y le retiro el edredón para poder verle la cara y lo primero que me dice es que se encuentra fatal, que le duele mucho la cabeza y la barriga y que ella no puede ir al cole. Y me quita el edredón y vuelve a taparse entera. 
   Se lo vuelvo a quitar y le digo que tiene que ir al cole a lo que ella me repite que le duele mucho la cabeza y la barriga y que no puede ir al cole así. Entonces tengo que vestirla yo, aunque ella se viste sola, cuando quiere, desde los 4 años (y hay que decir que lo combina mejor que yo muchas veces) y  peleo con ella cada prenda que le pongo. Esto hace que ya bajemos tarde a desayunar.  
   La segunda pelea es al ponernos delante del desayuno, que nunca quiere tomar nada y empieza a llorar en la mesa mientras me dice por enésima vez en lo que va de mañana que se encuentra fatal. Consigo que pruebe algo del desayuno que tiene delante y le preparo un bocadillo grande para el recreo para que por lo menos coma algo a lo largo de la mañana (he de decir que Marta es una niña que come siempre genial) y nos vamos al colegio ya con un estrés mañanero horroroso, un nudo en el estómago y por supuesto mega tarde.
   En el trayecto en coche, que dura exáctamente doce minutos, cada vez se va poniendo más pálida y va siempre muy calladita. Cuando llegamos a la puerta del cole entra a un paso muy cercano al avanzar del caracol.
Bien, hasta aquí nuestro despertar de los ultimos 3 años, pero ahora, gracias a la orientadora del centro y a su tutor (que han supuesto un cambio radical en nuestras vidas y de los que ya os hablaré en otro momento) hemos conseguido cambiar un poco ese despertar. 
   Marta faltó al cole varios dias porque ha llegado a vomitar el desayuno o la cena. Hemos llegado incluso a ir hasta la puerta del cole y ante su insistencia de lo mal que se encontraba hemos dejado a su hermana y nos hemos vuelto las dos juntas a casa. Pues bien, la orientadora me dió dos consejos super sabios (entre otros muchos) que van ayudándonos poco a poco:
1- Solo se falta al cole si hay fiebre.
2- Hay que quitarse del medio en los conflictos con los niños. Yo no soy la mala. Es el médico. 
"El medico dice que solo se puede faltar al cole cuando hay fiebre. Si no hay fiebre hay que ir a trabajar" "No lo digo yo, lo dice tu pediatra Fulanito".
   Asi que ahora, el ritual es el mismo, pero cuando me dice que se encuentra fatal, yo que ya tengo un termómetro viviendo en la mesilla de noche de Marta, se lo pongo, le enseño que no tiene fiebre en cuanto pita y.... Empieza a vestirse ELLA SOLA, porque ya sabe que su pediatra Fulanito dice que si no hay fiebre hay que ir al cole. Y que si vomita, no pasa nada, ponemos el termómetro otra vez y si sigue sin fiebre hay que ir al cole.
¡¡¡ LLevamos una semana sin vomitar!!!. Es todo un logro.

   La que lleva malita de la garganta y tosiendo toda la semana sin ir al cole es Beatriz, y antes de ayer pillé a Marta poniendo su cara en la boca de su hermana mientras tosía. Y cuando le pregunté que hacía me dijo: 
- "¿Yoooo? nada... Solo queria verle la garganta por dentro a Beatriz".
- "Ya marta, pero te acercas tanto que te puede contagiar".
- Y en voz muy bajita le oigo que dice "esa era la idea......"

   Este dibujo es el que hizo ayer en su descanso entre tareas.

Y este.... Teníamos muuucha tarea y necesitamos descansar entre una cosa y otra.